La inclusión financiera es clave para reducir la desigualdad y la pobreza en el mundo, ya que le permite a las personas y a las empresas acceder a productos y servicios financieros. En Colombia resulta un desafío especialmente en las zonas de los municipios rurales dispersos en donde, según datos de la Superintendencia Financiera, a 2023 tan solo el 34,2% de las mujeres y el 26,4% de los jóvenes, entre 18 y 25 años, se encontraban bancarizados. La falta de inclusión financiera en estas regiones se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo económico y social de las poblaciones más vulnerables.

Por esta razón, Desarrollo Internacional Desjardins – DID resulta un agente clave para el desarrollo de país, gracias a la puesta en marcha del Proyecto de Empoderamiento para mujeres y jóvenes rurales (PROFEM), que desde 2020 ha tenido como objetivo aumentar el empoderamiento económico y social de poblaciones que viven en zonas rurales de Colombia, y que hoy culmina con grandes resultados en términos de inclusión financiera.

“Durante estos cuatro años de implementación y con el apoyo del Gobierno de Canadá, PROFEM trabajó bajo tres grandes pilares; el primero, fortalecer las capacidades y los conocimientos financieros de las mujeres y jóvenes rurales de manera que puedan acceder a productos financieros, promoviendo así la inclusión financiera; segundo, acompañar a instituciones financieras para la adaptación y fortalecimiento de su oferta financiera de manera que pudieran atender adecuadamente las necesidades de esta población y; por último, pero muy importante, la introducción y puesta en marcha del Mecanismo Integral de Garantías – MIG -, que tuvo como objetivo ayudar a mitigar las barreras de acceso al crédito relacionadas con el riesgo de esta población”, indica Catalina Jiménez, Directora de la Oficina Regional de DID para América Latina. Todos estos esfuerzos han contribuido significativamente a la inclusión financiera de las mujeres y jóvenes rurales.

Sin duda, uno de los grandes resultados de este proyecto fue el haber logrado que las instituciones financieras aliadas otorgaran más de 3.643 créditos a mujeres y jóvenes rurales que históricamente no podían acceder a financiamiento, con un monto que asciende a más de $11 mil millones de pesos, y que fueron respaldados por un Mecanismo Inclusivo de Garantías que puso en marcha DID con recursos propios. Este logro es un reflejo del impacto positivo que la inclusión financiera puede tener en la vida de las poblaciones menos privilegiadas.

Lo anterior permitió aumentar la participación de las poblaciones menos privilegiadas (mujeres y jóvenes rurales), facilitando el acceso a una gran variedad de servicios financieros y apoyando el desarrollo de un patrimonio individual y colectivo. Un hecho que va en línea con la creación del Consejo Nacional de Economía Popular, que tiene como eje fundamental a los pequeños negocios y microempresas que no tienen acceso a crédito, promoviendo de esta manera la inclusión financiera en las zonas rurales de Colombia.

“PROFEM nos ha permitido, entre otras cosas muy valiosas, fortalecer y acompañar a diferentes instituciones financieras aliadas como Banco Agrario de Colombia, Coobelen, Agricapital, Finanfuturo, Actuar Famiempresas, Servimcoop, Comulseb, Multicoop, Cooparamo, para la adaptación y fortalecimiento de su oferta para mujeres y jóvenes rurales, además de capacitar a 601 asesores en crédito agropecuario y atención diferencial”, anotó Felipe Rangel – Director del programa PROFEM. Esta capacitación es esencial para asegurar que la inclusión financiera sea sostenible y adecuada a las necesidades de la población objetivo.

Adicionalmente, estas entidades financieras otorgaron 17.113 préstamos a la población por más de $130 mil millones de pesos, con un monto promedio de crédito de $11.408.000 pesos, gracias a una metodología adaptada a las necesidades de mujeres y jóvenes rurales creada en el marco del proyecto. Estos préstamos representan un paso significativo hacia la inclusión financiera de estos grupos históricamente marginados.

Para el éxito de este proyecto en Colombia, ha sido importante contar con aliados como el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Finagro, cooperativas financieras y ONG, quienes reafirmaron su compromiso en mejorar las condiciones de vida de la población más vulnerable, contribuyendo así a la construcción de un país más próspero. Este compromiso ha sido fundamental para avanzar en la inclusión financiera en las zonas más apartadas del país.

Alexandra Restrepo García, presidenta de Finagro sostiene que: “Desde Finagro ratificamos la alianza con Desarrollo Internacional Desjardins – DID para continuar trabajando por la inclusión financiera de poblaciones desatendidas en Colombia. Su experiencia es clave para fortalecer el acceso a crédito agropecuario en las zonas apartadas”. Esta alianza demuestra la importancia de la inclusión financiera como motor de desarrollo en las áreas rurales.

Iniciativas como esta, liderada por Desarrollo Internacional Desjardins, abren caminos para aquellos que han sido limitados en el sistema financiero, no solo de Colombia sino en Latinoamérica. Son proyectos como estos los que DID impulsa con la colaboración de diferentes aliados privados y gubernamentales para que las poblaciones más vulnerables de cada país puedan acceder a servicios o productos creados por ellos y para ellos, permitiéndoles construir un futuro más inclusivo y equitativo para todos a través de la inclusión financiera.