En el ámbito de las organizaciones en general, y en el de las empresas en particular, existen muchos tipos de liderazgo o de estilos de dirección. Desde los más “democráticos”, que siempre confían en sus colaboradores y delegan gran parte de las tareas, hasta los más “paternalistas”, que constantemente están supervisando a sus empleados sin apenas delegar tareas, y teniendo como norte la jerarquía y el uso de la autoridad.

Esta última figura se da sobre todo en los empresarios o emprendedores que “se han hecho a sí mismos”. En aquellos que, con un enorme esfuerzo, han sacado adelante su negocio hasta hacerlo más grande y necesitar de muchos más colaboradores. Y cuando llegan los subordinados, esta figura paternalista aparece y condiciona el desarrollo profesional y personal de estos empleados. A esta figura se le conoce como los jefes helicóptero, o helicopter bosses, su nombre inglés.

Para Jesús Gómez, docente y consultor de RR.HH. de Cerem International Business School, “el jefe helicóptero está siempre pendiente de lo que hacen sus colaboradores o subordinados. Se encuentra continuamente “sobrevolando” su trabajo, comprobando cómo realizan sus tareas, para asegurarse de que lo hacen como él cree que es la única forma correcta de hacerlo. De lo contrario, actúa inmediatamente para corregirlos.”

Este tipo de jefes, peculiar pero abundante, se caracteriza por una serie de rasgos de su personalidad y comportamientos que, analizados, ayudan a reconocerlo fácilmente. Algunos de estas características son:

  • Cuando las tareas propias de un subordinado las acaba haciendo el propio jefe, porque está convencido de que su nivel es muy bajo y solo él puede asegurar que todo salga bien.
  • Exige siempre estar enterado de todo lo que hacen, incluso que le manden todas las comunicaciones que mantienen con clientes o proveedores. En el fondo, piensa que los empleados son perezosos por naturaleza y evitan asumir responsabilidades.
  • Usa frases como: “es que no me fío de ellos”, “tardo menos haciéndolo yo que encargándoselo a ellos” o “es que no los puedo dejar solos” y, sin embargo, al mismo tiempo se queja “todo lo tengo que hacer yo”.

“Las consecuencias que los jefes helicóptero provocan en sus colaboradores y subordinados suelen ser muy negativas, tanto para la propia empresa como para los empleados y para él mismo. Para empezar, este comportamiento del jefe dificulta el estímulo necesario tanto para el desarrollo profesional y personal de los empleados, como en la productividad de los equipos de trabajo. Estos creen que no se les enseña lo suficiente sobre sus tareas y sienten que no se confía en ellos, por lo que no se les da ninguna autonomía”. Afirma Jesús Gómez.

Además, los empleados suelen ser menos brillantes, al estar todas las tareas reguladas por protocolos y procedimientos en lugar de orientarse a resultados, la segunda consecuencia es que los equipos y las personas acaban siendo ineficientes. Por último, ante esta situación, los equipos y empleados con mayor potencial se van marchando en busca de mejores entornos laborales, generando una alta rotación del personal y una plantilla de menos nivel.

Los empleados que se encuentran en estas circunstancias no lo tienen nada fácil. Si se decantan por permanecer en el puesto de trabajo, por los motivos que sean, la única posibilidad razonable, siempre y cuando se esté seguro del correcto desempeño laboral hasta el momento, es afrontar la situación y dirigirse al jefe de forma directa pero respetuosa. Puede ser aconsejable comenzar por preguntarle si está satisfecho con el trabajo realizado, y si se puede hacer algo más para mejorar.

 Finalmente, “un diálogo constructivo con el jefe helicóptero es necesario, que se base totalmente en las ganas de mejorar por parte del empleado, y nunca en criticar su estilo de dirección o liderazgo. Hay que insistirle en que puede confiar en el empleado y que este se esforzará por hacer el trabajo lo mejor posible. También hay que ser más proactivo. No hay que esperar a que el jefe pregunte, sino mantenerlo informado en todo momento y consultar cuando se considere conveniente, generando un proceso de diálogo que se retroalimente constantemente, pero de forma natural.”, agrega el docente y consultor de RR.HH. de Cerem International Business School.

Todo esto seguro ayudará a sobrevivir a estos tipos de jefes y facilitará una evolución del jefe helicóptero hacia actitudes menos controladoras y más colaborativas, mejorando el clima laboral y también la eficiencia con la que trabaja todo el equipo.

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